viernes, 4 de noviembre de 2011

Interpretación del Antiguo Testamento


  1. Interpretación del AT
Lectura recomendada:
MARTÍNEZ, J. M. Interpretación del Antiguo Testamento. p. 237-260 EN: Hermenéutica Bíblica. Terrasa, Barcelona : CLIE, 1984. 586 p.

Durante el bimestre pasado se habló de los parámetros generales que se deben tener en cuenta para la correcta interpretación de la Escritura. Sin embargo, un lector novato de la Biblia puede distinguir que en ella no se encuentra un cuerpo único de literatura, sino que alberga una gran diversidad de géneros literarios. Notar esta diferencia es el primer paso que se debe dar para afinar mejor la interpretación.

La afirmación anterior se percibe de manera inmediata al comparar los Testamentos que en ella se encuentran: Antiguo y Nuevo. Cada uno de ellos tiene su propia personalidad, y a pesar de la obvia relación entre ellos, sus peculiaridades son importantes a la hora de interpretarlos.

Ahora bien, en este punto se disertará sobre la interpretación del Antiguo Testamento, pues ésta ha producido un sinnúmero de dificultades desde el comienzo de la era cristiana. Las dificultades mencionadas se presentan al comparar el Antiguo y Nuevo Testamento, pues para algunos es evidente que existen grandes diferencias entre ellos. A este respecto Martínez[1] señala que han existido tres formas básicas en que se ha tratado de superar estas diferencias:
    1. Negación de toda validez del Antiguo Testamento
    2. Alegorización de su contenido
    3. Establecimiento de una dicotomía entre lo permanentemente valido y lo caducado o inadmisible
Ninguna de estas tres salidas puede ser valida para el lector que acepta la inspiración y autoridad de las Escrituras.

Martínez señala algunos elementos que se deben tener en cuenta para la correcta comprensión e interpretación del AT; en mayor o menor medida esos elementos estarán contenidos en las siguientes líneas; sin embargo, esas apreciaciones estarán filtradas y en parte modificadas por apreciaciones personales frente al tema. Así pues algunos elementos a tener en cuenta son:

1. En el AT se encuentra la historia del pueblo de Israel; historia en la cual Dios se reveló constantemente, lo que hace que ésta no sea meramente historia sino, que en ella se entremezclen lo histórico y lo teológico. Dicho en otra manera, en el AT se tiene la historia del pueblo de Dios en relación con su Dios y el mundo circundante. También es importante señalar algunos elementos, entre otros, que hacen de la fe expresada en el AT una fe singular: a. Monoteísmo radical; b. Religiosidad ética; c. Concepción teológica de la historia.

2. La relación entre el AT y el NT es clave para una correcta interpretación de cualquiera de los dos. Pues no se puede violentar el principio de armonía de las Escrituras. La correcta interpretación no levanta contradicciones entre las partes de la Biblia, antes bien es iluminada por el resto de la misma. En este punto vale la pena remencionar el principio de “revelación progresiva”, es decir, la interpretación de una parte de la revelación debe ser entendida a la luz de la revelación posterior.

3. Discernimiento de elementos continuos y discontinuos. Es evidente que en el NT existe un ánimo de continuidad con el AT; sin embargo, no es menos evidente que en alguna manera ese AT es transformado profundamente y algunos de sus elementos caducan. Precisar que no continúa y que sí, es una tarea difícil que sólo puede ser realizada con un buen conocimiento de los dos testamentos.

4. Diversidad y limitaciones de las normas del AT
5. Fondo cristocéntrico del AT
6. Legitimidad y límites de la tipología

Todo esto se puede reducir a una norma muy clara:
“El interprete debe esforzarse por encontrar el mensaje que el autor veterotestamentario quiso comunicar a su audiencia original; luego debe revisar como ese mensaje es afectado por la revelación posterior, específicamente por el NT, para poder hacer una buena aplicación de dicho mensaje”.

Un último asunto acerca de la interpretación del AT es: a pesar de que en este apartado hemos tratado el AT como un todo, es necesario precisar que en él hay diversas formas literarias y que cada una de ellas merece una atención especial de parte del intérprete.

  1. Literatura “legal” del AT
Lecturas recomendadas:
FEE, Gordon; Stuart, Douglas. La ley: las estipulaciones del pacto para Israel. p. 133- 146. EN : La lectura eficaz de la Biblia. Miami : Vida, 1985. 224 p.

RAMIREZ, José E. Las leyes del Antiguo Testamento. p. 216-243 EN: Descubre la Biblia. Miami : Sociedades Bíblicas Unidas, 2005. 550 p.


¿Qué es?
Al hablar de la literatura legal se está haciendo referencia a lo que Jesús y contemporáneos conocían como la Ley. En el sentido amplio esta palabra se usaba para referirse a todo el AT[2]. Sin embargo, en un sentido más reducido al hablar de la Ley se estaba haciendo referencia a los primeros cinco libros de la Biblia. Curiosamente se incluye en este paquete el libro de Génesis que contiene material más de carácter narrativo que legal. Fee señala “…cuando se habla de la “Ley” en la Biblia, se habla de toda la información contenida entre Éxodo 20 y Deuteronomio 33”[3]. Por su parte Ramírez reduce mucho más el asunto: “… Estas leyes de la Torah han sido clasificadas por los especialistas  modernos en al menos tres distintas colecciones llamadas códigos… Estas son: el código de la alianza: Ex 20.23—23.33; el código deuteronómico: Dt 12—26; el código de santidad Lv 17—26”[4].

Así pues, se puede concluir que hay una tendencia a tomar como literatura legal sólo aquellas partes dentro del Pentateuco que son material jurídico, es decir, los mandamientos que se encuentran en la Torah.

¿Su relación con otros códigos jurídicos de la época?
Otro asunto interesante al estudiar la literatura legal del AT son sus sorprendentes paralelos con los códigos legales de sus vecinos, especialmente con el código de Hamurabi; sin embargo y a pesar de las grandes similitudes, también es preciso mencionar sus grandes diferencias, por ejemplo: en lo tocante a los extranjeros[5].

¿Por qué interpretar ese material?
Algunos cristianos podrían decir “qué importancia tiene interpretar esos códigos”, finalmente los creyentes no vivimos bajo la ley sino bajo la gracia”; pues bien, hay unas buenas razones para que los cristianos conozcan, comprendan e interpreten el material jurídico contenido en el AT:
a. Porque esos textos fueron y son Palabra de Dios, de no ser así tendríamos que eliminarlos de la Biblia; claro está, que esto no quiere decir que esos textos sean mandamientos de Dios para el cristiano.

b. En buena medida esos textos proveen el trasfondo necesario para una mejor y más correcta interpretación del NT. La Ley tuvo un sentido pedagógico que preparaba a Israel y en general al mundo para la venida del Señor Jesucristo. Por tanto, es imposible entender la persona y obra del Señor Jesucristo alejados de su inminente contexto judío-legal.

c. Los textos de la Ley revelan en una forma a Dios y su carácter, Dios es un Dios que no cambia, así pues, al conocer el Dios del AT se está conociendo al Dios del NT. La posterior mezcla del cristianismo con diversas filosofías occidentales logro nublar la imagen de Dios que se convirtió en un pálido reflejo del Dios de la Biblia.

d. A manera de desarrollo del inciso anterior, es necesario afirmar que en el AT se refleja una fe mucho más enraizada en este mundo. En muchas ocasiones el cristiano eleva demasiado su esperanza escatológica que logra olvidar su responsabilidad temporal en este mundo: vivir reflejando a Dios en esta vida. En este sentido el AT ayuda a comprender la fe, la santidad y otros asuntos como aspectos que se deben incorporar ya en la vida del creyente. El carácter práctico de la Ley puede servir como un buen manual para hallar principios para la vida en este mundo.

¿Cómo interpretar los textos legales?
Una vez se tienen en cuenta las apreciaciones hechas anteriormente, un material de gran ayuda e este respecto es la página 146 del libro de FEE y STUART[6].

Ejemplo: Deuteronomio 14.28-29

Para más ejemplos consúltense los libros citados en las lecturas recomendadas, ambos contienen un buen número de ellos.

  1. Pautas de Interpretación de las narraciones del AT
Lecturas recomendadas:
FEE, Gordon; STUART, Douglas. Las narraciones del Antiguo Testamento: su uso apropiado. p. 65—79. EN : La lectura eficaz de la Biblia. Miami : Vida, 1985. 224 p.

SANCHEZ, Edesio. Relatos bíblicos. p. 177-197 EN: Descubre la Biblia. Miami : Sociedades Bíblicas Unidas, 2005. 550 p.

MARTÍNEZ, J. M. Textos Narrativos. p. 261-291 EN: Hermenéutica Bíblica. Terrasa, Barcelona : CLIE, 1984. 586 p.

La semana pasada al terminar el tema de la interpretación del AT, se advirtió: “a pesar de que en este apartado hemos tratado el AT como un todo, es necesario precisar que en él hay diversas formas literarias y que cada una de ellas merece una atención especial de parte del intérprete”. De esta manera se señalo la importancia de tener en cuenta el tipo especial literatura del texto del AT que se desee interpreta para poder hacerlo de una manera idónea.

En el día de hoy se harán algunas precisiones que ayuden en la interpretación de ese género literario, tan común en el AT y NT, llamado “la narrativa”. Curiosamente la Biblia está escrita en una gran parte en narración. Esto debe hacer latente para el interprete cristiano un asunto: “la fe cristiana es una fe histórica”. El cristiano no descansa su fe sobre un montón de argumentos lógicos muy fácilmente comprobables por la razón, aunque los tiene (epístolas y ley), la fe cristiana es que Dios se reveló (actuó, se manifestó), en medio de la historia; de ahí le viene al cristiano la convicción de que si Dios se manifestó allá, lo está haciendo hoy. Pablo dijo: “Si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe” 1 Co 15.14; según mi interpretación de Pablo, en este versículo es la realidad histórica de la resurrección la base firme sobre la cual se construye la fe. REVÍSESE también 1 Jn 1.2-3.

Así pues, se puede afirmar que ningún otro género literario se acomoda tan bien a este aspecto de la fe como lo hace la narración; por esta razón, demanda del intérprete todo su esfuerzo para una buena interpretación. De ahí, que ahora se enlisten los principios de interpretación que se hallan en tres fuentes:
A.    MARTÍNEZ. Subraya la importancia de que se tenga en mente, por parte del intérprete, la historicidad del texto. Muchos han querido desvirtuar la historicidad de la Biblia; sin embargo, esto se da, en parte, porque los criterios de historicidad que hay en este tiempo varían de los criterios de historicidad (o más bien, la forma en que se escribe la historia) de los autores bíblicos; es decir, lo que hacen estos autores es pedir que los autores de la Biblia escriban no según lo cánones de su época, sino según los cánones de esta época ¡Que absurdo!

B.    FEE (p. 70-71). Estos 10 principios que Fee trae a colación deben ser base fundamental en la interpretación de las narraciones; por tal motivo no se debatirán, ni se ampliarán aquí. Sin embargo, es necesario un par de asuntos:
a.    Afirmar rotundamente ese último principio que Fee dice: “En TODOS los casos, Dios es siempre el héroe de las narraciones bíblicas”. El personaje principal de toda y cada narración del AT no son los seres humanos es Dios. A pesar, de que del personaje humano se resalten sus características emocionales, religiosas, morales, etc. es Dios el personaje decisivo en cada historia.
b.    Pablo enseña: “… y estas cosas les sucedieron como ejemplo para nosotros” 1 Co 10.6 Así pues el interprete cristiano debe en el AT, especialmente en las narraciones, escenas que de alguna manera ejemplifican algo para el cristiano “sea bueno, o sea malo”.

C.   SANCHEZ. El valor más grande que se encuentra en este texto de Sánchez es que brinda un método de interpretación de las narraciones. Para este autor hay tres asuntos en los cuales el interprete se debe fijar: 1. Delimitación del texto y bosquejo del mismo; 2. Fijarse en los personajes; 3. Estilo.

  1. Pautas de interpretación de las profecías del AT
Lecturas recomendadas:
FEE, Gordon; STUART, Douglas. Los profetas: la imposición del pacto en Israel. p. 147—166. EN : La lectura eficaz de la Biblia. Miami : Vida, 1985. 224 p.

VOTH, Esteban. La literatura profética. p. 244-271 EN: Descubre la Biblia. Miami : Sociedades Bíblicas Unidas, 2005. 550 p.

MARTÍNEZ, J. M. Textos proféticos. p. 293-317 EN: Hermenéutica Bíblica. Terrasa, Barcelona : CLIE, 1984. 586 p.
Fee y Voth casi cuerdan en decirnos que los tres elementos hermenéuticos que debemos tener en cuenta para la interpretación de la literatura profética son:
1.    Contexto histórico general del libro y particular del texto.
2.    Delimitación adecuada del texto. Los libros de los profetas no son en su mayoría libros que contengan una idea general con todo el libro; lo que se debe hacer con ellos es fijarse bien en donde empieza un oráculo y donde termina, de esa manera se deduce  que el contexto literario de una profecía es el oráculo y no el libro.
3.    Reconocer la forma literaria. Al hablar de los profetas no estamos haciendo referencia a un solo asunto, más bien nos estamos refiriendo a diferentes tipos de personas. De la misma manera, al hablar de literatura profética no hay un solo tipo, sino que existen diferentes tipos de literatura profética por eso es importante distinguir la forma específica de profecía que estamos interpretando.
También es importante en cuanto la profecía tener en cuenta las siguientes advertencias:
1.    Debemos saber responder desde la Escritura ¿Qué es profecía?
2.    Debemos tener claro el papel de la predicción dentro de la profecía israelita.
3.    Debemos distinguir entre los diferentes tipos de profetas que encontramos en las Escrituras.
4.    Debemos conocer el banco común de temas que tratan los profetas.

  1. Pautas de interpretación de la poesía del AT
Lecturas recomendadas:
FEE, Gordon; STUART, Douglas. Los Salmos: oraciones de Israel y nuestras. p. 167—183. EN : La lectura eficaz de la Biblia. Miami : Vida, 1985. 224 p.

LEVORATTI, Armando. La poesía bíblica. p. 198-215. EN : Descubre la Biblia. Miami : Sociedades Bíblicas Unidas, 2005. 550 p.

MARTÍNEZ, J. M. Textos poéticos. p. 319-340. EN : Hermenéutica Bíblica. Terrasa, Barcelona : CLIE, 1984. 586 p.

Al hablar de escritura tenemos que decir que se puede hacer de dos maneras: prosa o poesía. La prosa consiste en expresar lo que se quiere comunicar de una manera directa usando el lenguaje que comúnmente se utiliza. Sin embargo, la poesía consiste en dar a la comunicación un carácter más elevado y expresarse de una manera más estructurada y delicada.

Los Escritores del Antiguo Testamento repetidamente acuden a este estilo de escribir para comunicar sus mensajes; comúnmente se cuentan entre los libros poéticos: Salmos y Cantar de los cantares. Sin embargo, casi en toso libro del AT encontramos algo de poesía, especialmente en los profetas. Levoratti acota: “el mensaje poético no puede comunicarse por un medio distinto del poema mismo.

Hay varios asuntos que debemos tener en cuenta a la hora de interpretar este tipo de literatura:
1.           Es importante conocer sus características literarias[7].
2.           La poesía hebrea se dirigía a la mente a través del corazón; por eso, sus palabras son intencionalmente emotivas.
3.           El vocabulario de la poesía es intencionalmente figurado; es decir, que se recurre constante e intencionalmente a las figuras literarias: hipérbole, símil, metáfora y otras.
4.           Al hablar específicamente de los Salmos es importante tener en cuenta el contexto cultural de cada salmo, esto en dos direcciones: asuntos culturales mencionados en el Salmo y uso que se le daba al Salmo estudiado en Israel.
5.           También en el libro de los Salmos es importante distinguir los diferentes tipos literarios que se usan en ellos. Los Salmos no son uniformes sino que son bien diferentes en sus formas. Para otras pautas de interpretación de los Salmos véase MARTÍNEZ p. 328-333
6.           Algunos de los Salmos con los que más cuidado debemos tener en nuestra interpretación y posterior aplicación son los Salmos imprecatorios.
7.           En cuanto a las interpretaciones acerca del libro de Cantares. Personalmente sólo acepto la interpretación literal o lírica del libro.

  1. Pautas de interpretación de la sabiduría del AT
Lecturas recomendadas:
FEE, Gordon; STUART, Douglas. La sabiduría: entonces y ahora. p. 185—202. EN : La lectura eficaz de la Biblia. Miami : Vida, 1985. 224 p.

SÁNCHEZ, Edesio. Literatura Sapiencial. p. 272-287. EN : Descubre la Biblia. Miami : Sociedades Bíblicas Unidas, 2005. 550 p.

MARTÍNEZ, J. M. Libros Sapienciales. p. 341-351. EN : Hermenéutica Bíblica. Terrasa, Barcelona : CLIE, 1984. 586 p.

Aunque es muy popular la división del AT que contempla los libros de Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y cantares como libros poéticos, la verdad es que esto no es del todo correcto. Cualquier persona que lee por primera vez el libro de Eclesiastés y luego lee un Salmo puede notar cuan diferentes son; además y últimas la finalidad de cada uno de los libros es bien diferentes. Así pues que esta primera clasificación lo que en verdad se está haciendo es clasificar bajo una sola categoría lo que en realidad son dos, poéticos: Salmos y Cantares, y sapienciales: Job, Proverbios y Eclesiastés.
La literatura sapiencial es una forma bien definida que trata de “orientar la vida práctica en consonancia con la fe, aplicando a las mil y una situaciones de la existencia humana las enseñanzas de la ley de Dios de modo que se asegure una vida dichosa, digna de ser vivida”[8].
Algunos asuntos que se deben tener en cuenta para la interpretación de estos libros son:
1.          Es preciso conocer el fenómeno sapiencial dentro de Israel; una breve introducción a este tema será de gran ayuda.
2.          Es necesario leer una buena introducción a cada uno de los libros que están compuestos en este género literario.
3.          Especialmente los libros de Job y Eclesiastés es importante no leerlos por pedazos; lo mejor es leerlos de una sola sentada.
4.          En cuanto al libro de Proverbios es importante reconocer su carácter de colección e ir por cada una de sus partes.
5.          Recordar que la sabiduría en Israel no es conocimiento teórico sino forma de vida.



APENDICE
Resumen capítulo 3[9]: Características de la poesía hebrea
El paso anterior a la traducción de la poesía es entender su sentido, para esto se hace necesario conocer la forma y los recursos poéticos pues son parte integral del sentido y ayudan a la comunicación del mensaje.
Uno de los recursos poéticos más importantes del hebreo bíblico es el paralelismo, este consiste en la semejanza gramatical, semántica o sonora de dos o más líneas. Robert Lowth identificó tres tipos de paralelismo: 1) sinónimo que consiste en dos líneas con sentido muy idéntico; 2) antitético que es el contraste de ideas en dos líneas; 3) sintético que consiste en que la segunda línea complementa y/o modifica la primera, dentro de este tipo, también, se reconoce el paralelismo progresivo que consiste en que la segunda línea expande la idea de primera. Esta clasificación de Lowth ha sido puesta en tela de juicio durante los últimos años debido a que a los estudiosos les resulta muy simple, por tal razón han señalado una gama más extensa de relaciones que pueden existir entra dos o más líneas paralelas de poesía hebrea.
La endíadis es otra figura que se ha reconocido ampliamente en la poesía hebrea; esta figura expresa una idea mediante un par de términos coordinados.
Una variante del paralelismo es la estructura quiástica que por no ser tan frecuente sobresale en el texto indicando el clímax del poema o algún aspecto de importancia. La estructura quiástica consiste en ordenar en dos líneas poéticas elementos semejantes pero en orden inverso.
La poesía hebrea contiene muchos ejemplos en los que se repiten líneas poéticas, a esto generalmente se le llama estribillos o ritornelos y pueden ocurrir después de una o varias líneas y pueden llegar a indicar el final de una unidad poética.
La inclusión es un recurso que se puede usar tanto en la prosa como en la poesía hebrea y se trata de una palabra o frase que se repite al principio y al final de una unidad literaria; sin embargo, hay oportunidades en las que no se repiten literalmente sino que se reproduce variantes que tienen el mismo significado y no necesariamente al principio y al final sino que están en la introducción y en la conclusión.
Los efectos sonoros son claves en la poesía y el hebreo tiene varios recursos a su disposición, varios de ellos son sólo perceptibles en una lectura del texto original.
Entre estos recursos sonoros se encuentran el acento, la sílaba y el metro que en ocasiones son piezas claves del paralelismo del que ya se habló. En hebreo mayormente las palabras tienen acento en la última sílaba y el patrón sonoro más común es de tres acentos en cada hemistiquio (3+3), pero este aunque es el más común no es el único patrón sino que se pueden distinguir otros.
Otros dos recursos sonoros importantes son la aliteración y la asonancia, el primero consiste en la reiteración de consonantes y en algunos casos son onomatopeyas; la asonancia es la repetición de sonidos vocálicos y cuando ocurre puede indicarnos alguna interrupción de importancia.
Ritmo y rima elementos típicos de la poesía española no lo son de la hebrea, sin embargo en algunas ocasiones se pueden encontrar uniendo dos oraciones con idea similar.
Un último recurso de sonido dominante de la poesía hebrea son los juegos de palabras que consisten en usar dos palabras de sonido o sentido semejante en un mismo contexto, se usan en sentido humorístico.
James Kugel propuso que los rasgos de la poesía hebrea se pueden encontrar igualmente en los demás géneros, así que los rasgos poéticos ya anotados y los que se anotarán no son exclusivos de la poesía sino de la literatura hebrea en general.
El hebreo, como todos los idiomas, hace uso de figuras del lenguaje como la metáfora, el símil, la personificación, los antropomorfismos, la sinécdoque y la metonimia, y ante la presencia de estas figuras es necesario reconocerlas y darles la debida importancia y manejo que cada una implica.
Algunos otros recursos estilísticos que se deben tener en cuenta en hebreo son preguntas retóricas, preguntas pedagógicas, hipérbole, ironía, sarcasmo, y repetición de un término; todos estos recursos están para enriquecer el texto y en la medida en que se comprendan se puede comprender mejor el mensaje del texto.
Un último recurso literario es el cambio de persona gramatical en medio de un texto; este tiene diferentes funciones: puede ser un indicador de estructura que señala el principio, el final o el punto culminante de un poema y puede comunicar toda una variedad de sentimientos y actitudes.
Algo más que se debe tener en cuenta en la poesía puede son las unidades literarias que a saber son dos: la estrofa, conjunto reducido de líneas poéticas, y la estanza que es un conjunto de estrofas. Estas unidades poéticas pueden distinguirse por el uso de varios de los diversos recursos literarios señalados anteriormente.
Hay algo a lo que se le llama licencia poética y tiene que ver con la desviación intencional que hace un autor de un uso común de algún elemento en su composición. Este recurso lo usa el poeta para expresar su mensaje de manera más contundente y emotiva de forma que llama la atención del lector por la irrupción.




[1] MARTÍNEZ. p. 237 - 239
[2] FEE. p. 133
[3] FEE. p. 133
[4] RAMÍREZ. p. 216-217
[5] RAMIREZ. p. 220-221
[6] FEE
[7] Véase el apéndice.
[8] MARTÍNEZ, p. 341.
[9] ZOGBO, Lynell. WENDLAND, Ernst. La poesía del Antiguo Testamento: pautas para su traducción. Miami : SBU, 1989. 226 pág.

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