Una vez más debemos
recordar la primera de las dos preguntas que nos hemos de hacer al tratar de interpretar
un pasaje de la Biblia:
¿Cuál fue el MENSAJE
que Dios por medio del autor quiso comunicar a su audiencia
original?
Uno de los asuntos que
debemos determinar para dar fiel respuesta a esta pregunta es lo que él o los
autores creían en cuanto a Dios, es decir que debemos:
Hacer el análisis TEOLÓGICO
del pasaje que estamos estudiando, esto incluye:
a.
¿Cómo
se relaciona este texto con el resto de la Escritura?
i. Pasajes del mismo mensaje
Son aquellos pasajes que
relacionamos con el texto porque abordan la misma temática del pasaje que
estemos estudiando. Ejemplo de esto es: Prov. 6:6-11; 2 Tes. 3:6-15; estos
textos guardan alguna relación porque ambos hablan sobre la importancia de la
“laboriosidad”. Estos pasajes nos ayudan a ampliar o confirmar la enseñanza
bíblica respecto a un tema.
ii. Pasajes paralelos
Son aquellos pasajes que
son semejantes al que estemos estudiando; un texto que aparece más de una vez.
Ejemplos:
a.
Mat.
8:28-34, Mar. 5:1-20 y Luc. 5:27-32.
b.
Éx.
31:18-32:35 y Deu. 9:6-29.
c.
2
Re 18: 13-37, 2 Cr. 32:1-19 e Is. 36:1-22.
Los pasajes paralelos nos
ayudan a ampliar la información sobre el texto que estamos estudiando. Es
importante revisarlos y ver qué información extra nos brindan.
iii. Cita explícita
En ocasiones los autores
bíblicos (especialmente en el NT) citan
de manera explícita partes de libros que se escribieron antes; esos libros
forman el fundamento teológico de sus libros. Los autores del NT usan los
libros del AT como su soporte; los profetas y otros autores del AT usaron la
ley como el soporte de sus libros, especialmente se apoyaron en el libro de
Deuteronomio. Ejemplo: Marcos en la introducción de su libro dice abiertamente
“Como esta escrito en Isaías el profeta” y a continuación anexa un par de citas
(Mar. 1:2-3): Mal. 3:1 e Is. 40:3. Notemos que Marcos explícitamente nos está
diciendo que estas palabras están tomadas de un libro anterior.
En los casos en que hay
una cita, una referencia, una alusión o un eco el proceso que debemos seguir es
el mismo:
1.
Comparar
y contrastar el texto citado en el pasaje que se está estudiando y en su
contexto original.
2.
Estudiar
el texto citado en su contexto y tratar de comprender la idea del autor (cuando
un autor cita otro versículo eso incluye tener en cuenta el contexto).
3.
Analizar
las implicaciones que tienen las observaciones hechas del versículo citado en
su contexto original en el pasaje que estamos estudiando.
iv. Referencia
Llamamos referencia a las
citas implícitas que autores bíblicos hacen de otros libros bíblicos. Ejemplo:
Marcos 4: 12 no dice “como está escrito en Isaías el profeta” pero coloca las
palabras que están en Isaías 6:10.
v. Alusión
Llamamos alusión cuando
se usan un par de palabras que traen a la memoria unas palabras que están en
otro libro bíblico. Ejemplo: Marcos 11:17 dice “cueva de ladrones” estas
palabras debieron haber hecho pensar a sus oyentes en Jer. 7:11.
vi. Eco
Llamamos eco cuando el
autor no cita ni explícita, ni implícitamente un pasaje, tampoco usa palabras
de un pasaje anterior pero la escena que nos presenta hace inevitable que
pensemos en un suceso de un libro que le antecede. Ejemplo: Mateo 2:16-18 nos
cuenta la historia de la masacre de los niños; este pasaje nos debe hacer
pensar en Éxodo 1 cuando faraón ordena la matanza de los niños.
vii. Tipología
Esto ocurre puntualmente
en comparaciones que hacen autores del NT de personas, instituciones y otros,
con personas, instituciones y otros del AT. Ejemplo: Jesús dijo en Juan 3:14 “Y
como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que sea
levantado el Hijo del Hombre”; Jesús se estaba comparando con la serpiente de
bronce que hizo Moisés. Ahora bien, hay algunos peligros que se deben evitar
con las tipologías:
1.
Las
comparaciones no se deben extender más allá de lo que evidentemente el autor
quiere que lo entendamos. Es decir, cuando Jesús se compara con la serpiente de
bronce lo que se nos está diciendo es que Jesús va a ser levantado,
crucificado, para que podamos poner los ojos en él y vivir (como por mirar a la
serpiente de bronce vivían a pesar de las picaduras de las otras serpientes).
Resultaría ridículo tratar de decir que así como la serpiente era de bronce
Jesús sería de bronce o cualquier tipo de asunto así; tengamos cuidado de no
extender las tipologías a puntos risibles.
2.
Los
intérpretes, nosotros, no estamos en autoridad de establecer nueva tipologías,
estas ya fueron establecidas por los autores del NT. Nuestro papel es entender
las que ellos formularon no establecer unas nuevas. “Es que Jesús es como
Josías porque…” si el NT no establece la tipología no es válido hacerla.
3.
Las
tipologías funcionan de delante hacia atrás, no de atrás hacia delante. Es
decir, al predicar Éxodo 21:1-9 no podemos decir que esa serpiente era Cristo y
que los Israelitas en verdad están viendo a Jesús; eso no es el sentido que el
autor de Éxodo le quiso dar a sus palabras.
b.
El
concepto de revelación progresiva[1]
Un asunto importante al
interpretar la Biblia es el concepto de “revelación progresiva”. Al hablar de
revelación progresiva estamos diciendo que una enseñanza, concepto, acción o
mandato del AT es parcial o incompleta sin la revelación del NT; por tanto, al
estudiar el AT, debemos ver si el NT amplía, completa o modifica lo que el
pasaje del AT nos enseña.
c.
Preguntas
Hay algunas preguntas que
nos ayudan a ver que se expone a nivel teológico en un pasaje:
·
¿Qué
dice este texto sobre Dios y su obra?
·
¿Quién
es Dios en este texto?
·
¿Qué
se nos dice de Dios en este texto?
·
¿Cómo
se describe?
·
¿Quién
es el ser humano?
·
¿Qué
se nos dice sobre el hombre?
·
¿Cómo
se describe?
¿Qué nos dice sobre el pecado?
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